Afuera del tiempo

In memorian Ray Bradbury.


"El anuncio en la pared parecía temblar bajo una móvil película de agua caliente. Eckels sintió que parpadeaba, y el anuncio ardió en la momentánea oscuridad:
SAFARI EN EL TIEMPO S.A. SAFARIS A CUALQUIER AÑO DEL PASADO. USTED ELIGE EL ANIMAL NOSOTROS LO LLEVAMOS ALLÍ, USTED LO MATA.
Una flema tibia se le formó en la garganta a Eckels. Tragó saliva empujando hacia abajo la flema. Los músculos alrededor de la boca formaron una sonrisa, mientras alzaba lentamente la mano, y la mano se movió con un cheque de diez mil dólares ante el hombre del escritorio.
-¿Este safari garantiza que yo regrese vivo?
-No garantizamos nada -dijo el oficial-, excepto los dinosaurios. -Se volvió-. Este es el señor Travis, su guía safari en el pasado. Él le dirá a qué debe disparar y en qué momento. Si usted desobedece sus instrucciones, hay una multa de otros diez mil dólares, además de una posible acción del gobierno, a la vuelta."
Ray Bradbury- Fragmento del cuento "El Sonido del Trueno"

Siempre nos ha subyugado estar "afuera del tiempo", un presente sin arpegios es sumamente aburrido. Preferible es adornarlo con pasados románticos e imprecisos futuros. De repente todo ha mutado a la velocidad de la luz. La ciudad que nos albergaba parecía constante, sin embargo ya no hay centro un sábado de noche. (Los trolebuses sólo circulan por el imaginario) Desde los confines de la Memoria, se vaticina un futuro  con vidas fuera del planeta.

La mujer caminaba presurosa. Acababa de estacionar su automóvil en el único lugar libre que había hallado por la Avenida 27 de Junio. Se trataba de una distancia de dos cuadras, pero sus tacones le dificultan la tarea. Mas los stilettos eran un “must have” en el closet de toda mujer moderna. Cuando hablamos de stilettos nos referimos a zapatos o sandalias, pero su característica inconfundible es el taco delgado y muy alto, tipo aguja. La oficina de la editorial era en Puerto Bahía. La mujer había pensado en varias oportunidades adquirir un piso en la Ciudad Vieja, pero costaban una fortuna, incluso más que en la Gran Manzana. Le habían dado como último plazo para la entrega de su obra, esa jornada, a la hora 18. Apenas le quedaban quince minutos, y apuraba más el paso aún. Las luces de Montevideo habían comenzado a encenderse. La mujer contemplaba alborozada la vista de la bahía, con esos pequeños puntitos luminosos que dibujaban la silueta del Cerro. Y pensar que los argentinos se enorgullecían de Puerto Madero… Hacía un buen tiempo que se habían concluido las obras del “Colector de la Bahía de Montevideo”. Eficientemente, en tiempo y forma. Ahora el agua de la bahía resultaba verde y transparente, y la playa “de más” era la Capurro.

Claro está que llegar a este grado de organización y eficiencia le costó la vida a más de uno. Fue cuando colapsaron las Bases de Datos de los Entes Públicos debido a la redundancia de la información y estalló la “Guerra Burocrática”. Luego de medio siglo de hostilidades, finalmente en Concejo de Ministros se llegó a firmar el acuerdo que lo cambiaría todo: “Menos es Más”. El mencionado acuerdo se refería a la unificación de todos los sistemas existentes en la Administración Pública, para así llegar a una única Base de Datos, y la definición de un único Centro Corporativo: La Oficina de Asuntos de Personas de la Nación. Esto implicó que el papel dejara de utilizarse paulatinamente para la impresión de documentos, y se le diese un uso más productivo. Sólo se lo podía encontrar en remates o en la feria de Tristán Narvaja.

Pero la reforma de la que se preció el Estado más exitosa, fue un decreto inaudito. Aquello sucedió un día en que el otrora presidente de la República había perdido la paciencia en otro Concejo de Ministros. ¡Otra vez con aquel molesto proyecto de ley de la despenalización del aborto! ¿Acaso no entendían los malnacidos que aquello era producto del pecado? Y ese día, el presidente se había levantado con el pie… derecho. Ya lo tenía cansado aquella pecaminosa mujer, toda agrandada porque estaba a punto de consagrarse presidente del partido de gobierno, así lo había decidido el pueblo. ¡Pueblo de nabos! ¡Mónica, maldita pecadora! Ya estaba harto de ella. Jamás se hubiera imaginado el señor Presidente que esa hija de Satanás podría triunfar sobre la facción gobernante. Se la jugó seguro. Y perdió, también seguro. Así que como esa mañana el Señor Presidente se había levantado con el pie derecho dijo en el Concejo de Ministros: “¡Basta de estado laico! ¡Se acabó la joda; nabos! ¡Se te acabó, Pepe B! ¡Qué estado laico ni estado laico! ¡Se acabó nabos! ¡No se los puede dejar solos! ¡Hay que poner mano dura y yo voy a poner mano dura, manga de nabos!” Fue entonces que el canciller del momento le susurró un murmullo al Señor Presidente, y fue entonces que el Señor presidente dijo: “¡A partir de hoy, la República Oriental del Uruguay será un estado islámico!

El caos se había desatado. Todos los católicos sin excepción se vieron obligados a convertirse al islamismo, y a hacer sus oraciones diarias en dirección a La Meca. Comenzó inmediatamente la persecución de ateos, judíos, negros y homosexuales. Todos fueron condenados a varios años de prisión, y finalmente, resultaron ejecutados.

Los fenómenos de violaciones y de adictos sexuales habían ido en aumento. Es que cuando algún ejemplar de sexo masculino divisaba un pedazo de piel de fémina no podía dominar sus bajos instintos. Su cuerpo no respondía, una fuerza sobrehumana se apoderaba del individuo y entraba en un “Coma Sexual”. A tal punto, que se volvía una fiera indomable, y atacaba a cuanta mujer encontrara en la vuelta. Tal era el terror, que estaba decretada la pena de muerte para cualquier mujer que se le corriera un breve centímetro su pesada burka, puesto que eso incitaba el recrudecimiento del Coma Sexual.

La mujer se ha arriesgado a salir a la calle, a pesar del toque de queda. Eran exactamente las 18, y oprimió el timbre de la editorial. Si alguien la atacaba, se defendería con sus tacos aguja.

Mientras tanto, el toque de queda había comenzado. Las calles se veían vacías, y un peatón de último momento apresuraba desesperadamente su marcha.

-¡Alto!- El hombre se detuvo en seco. El teniente le apuntó con el rayo láser, al tiempo que le hacía la venia.
-¡Documentos! – gritó.
El hombre, enjuto, sacó un microchip y lo entregó.

-Muchachos- sonrío con sarcasmo el Teniente Gayo- Veamos qué tenemos por acá- se burló del desafortunado transeúnte mientras le cambió el color del rayo láser por amarillo mediante un control remoto que poseía en la otra mano. Luego le dio varios choques a la víctima. Cómo ardía aquello, era como un fuego que perforaba todos los poros de la piel del sujeto, dejándola al instante toda quemada.

-¿A la niña le duele?- se mofó el teniente. Lanzó una carcajada y le dijo a sus compañeros - ¿Quieren jugar a ver quién le hace la quemadura más roja?

El hombre, aguardaba desahuciado.
-¿Atahualpa? – replicó luego de visualizar la Información. -¿Tú crees que puedes llamarte como un sucio indio? – Ahora, el teniente sacó un látigo y ordenó:
-¡Contra la pared!- Acto seguido comenzó a proporcionarle golpes brutales, y cada vez se enardecía más, cada latigazo hacia Atahualpa hacía embutirse al Teniente Gayo de una adrenalina infinita.

Le pegó a más no poder. Cuando Gayo estuvo exhausto, le apuntó nuevamente con el rayo laser, ahora en un color anaranjado, y le señaló la nave policial.

Eran tiempos difíciles. Uno jamás habría creído luego que las dictaduras habían signado buena parte de Latinoamérica, en la segunda mitad del siglo XX  pudiesen volver. Entonces, se vislumbraba un futuro de aparente democracia. Pero esa quimera era muy peligrosa. Poco a poco se fueron borrando palabras importantes del inconsciente colectivo: “Dictadura, Desaparecidos, Libertad”.

Un cónclave de científicos había anunciado, hacía algunos años, con bombos y platillos, La Sustancia Roja. Gracias a ella a los hombres les sería posible olvidar hechos específicos. Estos prestigiosos hombres de ciencia habían logrado alterar la química del cerebro mediante la planificación sistemática del ADN, responsable del almacenamiento de las asociaciones emocionales. En una pequeña porción de tejido se mantenían vivos los recuerdos, pero encapsulados. La Sustancia Roja podía extirparlos. Así, el G20 decidió invertir sumas astronómicas para borrar la Memoria de Los Pueblos. Fue un proceso que se expandió cual letal virus. Lo cierto es que para las nuevas generaciones la palabra “Dictadura” era una absoluta desconocida. Es que esos tecnócratas se abocaron a misiones más trascendentales, los adelantos tecnológicos cada vez les prestaban más funcionalidades, y no necesitaban otra cosa. Además, ahora que sus memorias había sido “deleteadas”, tenían una gran capacidad de almacenamiento libre, cabía allí todo elemento de supervivencia; música, video juegos, películas, chats, ¿qué más podrían necesitar? Los nuevos gobernantes, festejaron con fervor el éxito de La Sustancia Roja, erigiendo un santuario en su nombre y tras una vitrina de 50 cm de ancho descansaba una botella del Salvador Elemento, que fue decretada la Octava Maravilla.

Atahualpa fue arrastrado por un imán que manejaba el Teniente Gayo hacia la sala de interrogatorios.

-¡Siéntese allí!- le señaló una barra de madera con clavos, obsequio su amigo Cordelo, más conocido como “Faquir”.
Acto seguido mandó llamar al Ingeniero Menkestel.

-¿Puede cargar el programa Interrogatorio en el servidor central de la Seccional?
- ¡Sí, mi teniente!- respondió Menkestel.

Tras unos breves instantes, el ingeniero le indicó a Gayo que todo estaba preparado para comenzar. Menkestel se ubicó tras la consola y levantó el programa:

Bienvenido al Sistema de Interrogatorios. Presione el mouse para continuar…” Menkestel hizo un click.
Escanear el rostro del interrogado, Aceptar, Cancelar” … Menkestel hizo click en Aceptar.
Aguardando…”

 -¡Mire el monitor!- ordenó Menkestel a Atahualpa.
Imagen guardada
Procesando, aguarde…

 A continuación, apareció en el monitor un combo selector:
Rostro Azul”, “Rostro Rojo”, “Rostro Amarillo”.
Seleccione opción”.
Menkestel observó detenidamente el archivo .jpg recién escaneado. No cabían dudas. El rostro había salido pintado Rojo.
Menkestel eligió la opción “Rostro Rojo”.
Procesando, aguarde…”
A continuación, se desplegó el ícono de un archivo denominado “Diagnóstico.pdf”.
Menkestel lo abrió.
Acto seguido, le hizo una seña al Teniente Gayo. El proceso había finalizado.

-¡De pie!- gritó Gayo.
- Queda detenido por violación de los preceptos de la Patria Vieja- Acto seguido, Atahualpa fue encapuchado.
– Usted es un pervertido, y queda detenido por ser un falso hombre. Será trasladado en breve a un campo de trabajos forzados. Aunque si quiere puede rezar a la memoria de sus amigos marxistas, juá, juá- Esos herejes que defendían la homosexualidad, esos subnormales que, ¡como Usted! Osaron negar el principio bíblico expuesto por Jesús “casáos y reproducíos”. El sexo tomado como medio reproductor de la especie y por ende como manifestación máxima del amor y placer natural y tierno en su espiritualidad en un hombre – mujer ¡Normal! ¡Y pensar que sus ancestros querían legalizar el matrimonio de depravados como ustedes! ¿Qué clase de monstruos acaso pensaban criar? ¡Simplemente Repugnante!

Acto seguido, el Teniente Gayo indicó a su subordinado:
- ¡Lléveselo. No sea cosa que me vaya a contagiar! ¡Espero no encontrarme otro de éstos en la ronda de mañana!

Siempre nos ha subyugado estar "afuera del tiempo", un presente sin arpegios es sumamente aburrido. Preferible es adornarlo con pasados románticos e imprecisos futuros. De repente todo ha mutado a la velocidad de la luz. La ciudad que nos albergaba parecía constante, sin embargo ya no hay centro un sábado de noche. (Los trolebuses sólo circulan por el imaginario) Desde los confines de la Memoria, se vaticina un futuro  con vidas fuera del planeta.

Anna Donner Rybak © 2012
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