El hombre oprime una tecla. El hombre oprime otra tecla. El hombre ahora escribe una instrucción categórica. Después, el hombre escribe una instrucción de entrada de datos. El hombre entonces se detiene. “¿Es Y o es O?” se pregunta el hombre, un idóneo que se hace llamar “Licenciado en Estrategias de Planeamiento y Programación”.
El Licenciado, hace una pausa. “¿Es Y o es O?” se pregunta nuevamente. -¡Y yo qué sé!-grita de repente, presa de un repentino hastío.
-¿Se siente bien, Licenciado?- pregunta “El Nuevo”, un joven que La Firma ha tomado hace un par de meses, cuya productividad es sorprendente.
Apenas supo el Licenciado del posible ingreso del novato, su estructura ósea padeció un terremoto de varios grados en la escala de Richter. “¡No es posible!”- lo atormentaban las voces del inconsciente, “¡Justo ahora que me van a ascender llega El Nuevo!”.
Ante la pregunta de El Nuevo, la voz interna del Licenciado dice: “¡Seguro que El Nuevo te hace todo en una hora!” (Lógicamente, valga la redundancia El Nuevo no tiene la más mínima duda acerca del comportamiento de los operadores lógicos.)
Se podría decir que si uno a cierta altura de la profesión tiene la duda de “¿Es Y o es O?”, ha equivocado vocación y/o destino, o bien se podría decir algo peor: que es un farsante.
El Licenciado siempre fue consciente de sus limitaciones, pero las complementó con podría decirse una suerte de viveza criolla: estar en el lugar justo en el momento justo.
Pero el lugar justo y el momento justo ahora tiene a Un Nuevo, que derrumba su castillo de naipes, sus planes “esópicos-lecherísticos”, y es entonces que El Licenciado en Estrategias de Planeamiento y Programación, comprende que ha llegado el momento de, al menos intentar, comprender el funcionamiento de los operadores, y además, toma conciencia que debe hacerlo rápidamente, y además, nadie debe de enterarse, de lo contrario, su ascenso tiene la crónica de una muerte anunciada.
Pero El Licenciado es flor de vivo, y como todo ser que se precia de tal, tan turro es para la comprensión de la lógica, como rapidito para los mandados. Al fin y al cabo, puede usar a El Nuevo como salvavidas, decreta al instante.
El Licenciado retorna del viaje al inconsciente, y divisa al Nuevo aguardando una respuesta.
-Creo que estoy un poco estresado- responde el Licenciado.
-¿Lo puedo ayudar en algo? – pregunta el Nuevo, que como todo aspirante a preservar el lugar de trabajo, debe de estar siempre disponible y a la orden.
“¿Cómo se lo planteo sin que descubra la verdad?” – se pregunta el Licenciado, y a continuación responde:
-¿Vos creés que el Presidente hizo lo correcto con la Ley de Caducidad o No?
- Mire Licenciado, yo creo que el Presidente hizo lo correcto y también creo que el Presidente No hizo lo correcto.
- No entiendo- revela (esta vez la verdad), el Licenciado.
-Si Ud. analiza que todos los compañeros que no adscribían al Sistema incluido el propio Presidente sufrieron muerte y tortura, bueno, en realidad algunos sufrieron o muerte o tortura; el presidente no hizo lo correcto, y también es cierto que redefinir una ley retroactiva supone un gran conflicto como comprenderá, Licenciado. ¿Cuál es su estado civil? – pregunta el Nuevo.
“Y este chusma qué se tiene que meter en mis asuntos”- piensa el Licenciado, “¿será que descubrió lo mío con Caty?”- ¿Perdoname, qué tiene que ver esa pregunta con la que yo te hice?- trata de ganar tiempo El Licenciado, mientras se devana los sesos acerca de si es más conveniente decirle Al Nuevo La Verdad, o ser ambiguo en la cuestión.
-Mirá, es un tema complicado – responde al fin El Licenciado.
El Nuevo permanece en silencio.
-Cómo te lo explico, en realidad hace mucho que no siento nada por ella.
-¿Quién es “Ella”, Licenciado?
-¡La madre de mis hijos!
- Debe ser duro eso, Licenciado, yo realmente cada vez tengo más dudas acerca de si casarme o no.
- ¡No, no es lo que pensás! Viste como son las cosas, la Firma nos exige tantas horas de trabajo, ¿te das cuenta de que estamos más tiempo acá que en nuestros hogares? Y bueno, un día nos quedamos hasta tarde…
-¿Quiénes, Licenciado? Disculpe, no quiero perder el hilván de sus especificaciones para responder con la mayor claridad su pregunta- dice El Nuevo.
- Vos sabés, bueno tá, te lo digo, igual esto es cosa de hombres, Caty, ¿entendés?
El Nuevo sigue en silencio.
-Y bueno, un día nos quedamos hasta tarde, porque había que entregar un trabajo urgente, y mirá, te lo digo con todas las letras, me acosté con ella. No sabés, ¡Caty es una leona en la cama! ¡Hace diez años que estamos, y me hace ver las estrellas! Cuando tengas mi edad, vos, con tu pinta acá tenés el “futuro” asegurado…
-Le agradezco la confianza, Licenciado por estas revelaciones tan íntimas, yo lo único que necesito saber es su estado civil.
- ¡Y la muy perra, la muy perra de mi entonces esposa, lo descubrió hace tres años, y me pidió el divorcio, y lo peor es que se quedó con Todo!
-Ok, Licenciado, su estado civil es “Divorciado”.
-Efectivamente.
-Bien, Licenciado. Suponga que se define ahora Retroactivamente la ley del Divorcio.
-¿Y?
-Y suponga que se anula la ley anterior.
-¿Y?
- Licenciado, ¡Ud. ahora estaría preso por Bígamo!
Anna Donner Rybak © 2011
El Licenciado, hace una pausa. “¿Es Y o es O?” se pregunta nuevamente. -¡Y yo qué sé!-grita de repente, presa de un repentino hastío.
-¿Se siente bien, Licenciado?- pregunta “El Nuevo”, un joven que La Firma ha tomado hace un par de meses, cuya productividad es sorprendente.
Apenas supo el Licenciado del posible ingreso del novato, su estructura ósea padeció un terremoto de varios grados en la escala de Richter. “¡No es posible!”- lo atormentaban las voces del inconsciente, “¡Justo ahora que me van a ascender llega El Nuevo!”.
Ante la pregunta de El Nuevo, la voz interna del Licenciado dice: “¡Seguro que El Nuevo te hace todo en una hora!” (Lógicamente, valga la redundancia El Nuevo no tiene la más mínima duda acerca del comportamiento de los operadores lógicos.)
Se podría decir que si uno a cierta altura de la profesión tiene la duda de “¿Es Y o es O?”, ha equivocado vocación y/o destino, o bien se podría decir algo peor: que es un farsante.
El Licenciado siempre fue consciente de sus limitaciones, pero las complementó con podría decirse una suerte de viveza criolla: estar en el lugar justo en el momento justo.
Pero el lugar justo y el momento justo ahora tiene a Un Nuevo, que derrumba su castillo de naipes, sus planes “esópicos-lecherísticos”, y es entonces que El Licenciado en Estrategias de Planeamiento y Programación, comprende que ha llegado el momento de, al menos intentar, comprender el funcionamiento de los operadores, y además, toma conciencia que debe hacerlo rápidamente, y además, nadie debe de enterarse, de lo contrario, su ascenso tiene la crónica de una muerte anunciada.
Pero El Licenciado es flor de vivo, y como todo ser que se precia de tal, tan turro es para la comprensión de la lógica, como rapidito para los mandados. Al fin y al cabo, puede usar a El Nuevo como salvavidas, decreta al instante.
El Licenciado retorna del viaje al inconsciente, y divisa al Nuevo aguardando una respuesta.
-Creo que estoy un poco estresado- responde el Licenciado.
-¿Lo puedo ayudar en algo? – pregunta el Nuevo, que como todo aspirante a preservar el lugar de trabajo, debe de estar siempre disponible y a la orden.
“¿Cómo se lo planteo sin que descubra la verdad?” – se pregunta el Licenciado, y a continuación responde:
-¿Vos creés que el Presidente hizo lo correcto con la Ley de Caducidad o No?
- Mire Licenciado, yo creo que el Presidente hizo lo correcto y también creo que el Presidente No hizo lo correcto.
- No entiendo- revela (esta vez la verdad), el Licenciado.
-Si Ud. analiza que todos los compañeros que no adscribían al Sistema incluido el propio Presidente sufrieron muerte y tortura, bueno, en realidad algunos sufrieron o muerte o tortura; el presidente no hizo lo correcto, y también es cierto que redefinir una ley retroactiva supone un gran conflicto como comprenderá, Licenciado. ¿Cuál es su estado civil? – pregunta el Nuevo.
“Y este chusma qué se tiene que meter en mis asuntos”- piensa el Licenciado, “¿será que descubrió lo mío con Caty?”- ¿Perdoname, qué tiene que ver esa pregunta con la que yo te hice?- trata de ganar tiempo El Licenciado, mientras se devana los sesos acerca de si es más conveniente decirle Al Nuevo La Verdad, o ser ambiguo en la cuestión.
-Mirá, es un tema complicado – responde al fin El Licenciado.
El Nuevo permanece en silencio.
-Cómo te lo explico, en realidad hace mucho que no siento nada por ella.
-¿Quién es “Ella”, Licenciado?
-¡La madre de mis hijos!
- Debe ser duro eso, Licenciado, yo realmente cada vez tengo más dudas acerca de si casarme o no.
- ¡No, no es lo que pensás! Viste como son las cosas, la Firma nos exige tantas horas de trabajo, ¿te das cuenta de que estamos más tiempo acá que en nuestros hogares? Y bueno, un día nos quedamos hasta tarde…
-¿Quiénes, Licenciado? Disculpe, no quiero perder el hilván de sus especificaciones para responder con la mayor claridad su pregunta- dice El Nuevo.
- Vos sabés, bueno tá, te lo digo, igual esto es cosa de hombres, Caty, ¿entendés?
El Nuevo sigue en silencio.
-Y bueno, un día nos quedamos hasta tarde, porque había que entregar un trabajo urgente, y mirá, te lo digo con todas las letras, me acosté con ella. No sabés, ¡Caty es una leona en la cama! ¡Hace diez años que estamos, y me hace ver las estrellas! Cuando tengas mi edad, vos, con tu pinta acá tenés el “futuro” asegurado…
-Le agradezco la confianza, Licenciado por estas revelaciones tan íntimas, yo lo único que necesito saber es su estado civil.
- ¡Y la muy perra, la muy perra de mi entonces esposa, lo descubrió hace tres años, y me pidió el divorcio, y lo peor es que se quedó con Todo!
-Ok, Licenciado, su estado civil es “Divorciado”.
-Efectivamente.
-Bien, Licenciado. Suponga que se define ahora Retroactivamente la ley del Divorcio.
-¿Y?
-Y suponga que se anula la ley anterior.
-¿Y?
- Licenciado, ¡Ud. ahora estaría preso por Bígamo!
Anna Donner Rybak © 2011