¿Qué harías si el mundo se terminara el viernes? – anunciaba un video circulante por la web.
Cecilia pensó de inmediato en quién sería el nuevo “rey de los vivos” que pregonara tal “fatalidad”, quizá el dueño de una agencia de viajes, claro, seguramente un cúmulo de tontos haría fila india durante los días que faltaban hasta el viernes, ¡cuántos pasajes vendería la compañía del vivillo! Acto seguido se molestó por el existente desolador de compradores de
tonterías - “Si no existieran estúpidos que les venden cualquier buzón nadie inventaría más fines del mundo”.
Después de que Cecilia leyó los emails, después que le explicó ene veces a la encargada del Sistema de Recursos Humanos cómo usarlo, y someterse al tortuoso interrogatorio por parte de la encargada, que no entendía que las computadoras no son personas, mucho menos inteligentes, sino que son objetos que simplemente obedecen a las instrucciones del "como" se las usa, y ya Cecilia dispuesta a buscarse un café entró en la oficina un personajillo de nombre Pérez.
Antes de que Pérez abriera la boca para preguntar por Ramiro, preguntó:
-¿Qué harías vos si el mundo se terminara el vienes?
“¡Ufa, otra vez con esto!” – pensó Cecilia y miró a Pérez con cara de pocos amigos, como para que el tipo comprendiera que estaba molestando, y se mandara mudar lo antes posible. Ya tranquila de que Pérez había comprendido la indirecta y abstrayéndose en el trabajo, fue que Pérez volvió a preguntar: -¿Qué harías vos si el mundo se terminara el vienes?
-Oíme, no te das cuenta de que yo no creo en esas estupideces, ¿no tenés laburo? ¡Vos no pero yo sí! – le dijo furiosa Cecilia.
-Yo que vos, Cecilia – dijo Pérez- lo pensaría muy pero muy bien.
-¿Qué decís idiota? ¿Acaso el mundo se terminó el seis de junio de 2006? Decían que era el día de Lucifer, ahora a ver; ¿qué día es en especial el viernes?Eso es una reverenda una estupidez- dijo Cecilia - ¡tantas veces anunciaron el fin del mundo!
-Hacé esta cuenta Cecilia– insistió Pérez- sumá tu edad a las dos últimas cifras del año de tu nacimiento.
-Mirá, hago eso y después te vas- dijo Cecilia - ¡ya está! ¿Te vas ahora para que pueda seguir trabajando?
-¿Por casualidad te dio 111? - inquirió Pérez.
- Si, ¿por? - dijo, asombrada Cecilia.
-A mi me da lo mismo - dijo Pérez.
Cecilia se quedó pensando. Entonces hizo la cuenta para su mejor amiga, nacida el 16 de noviembre de 1967, y también le dio 111. Pasado el susto inicial se quedó mirándolo a Pérez como esperando que le diga algo.
-El 11, es un número más que atractivo. - habló entonces Pérez, orondo- Para empezar, es un número primo formado por una decena y una unidad, lo que permite realizar multitud de operaciones de manera mucho más sencilla. Fijate, si te dan un número para que lo dividas entre 11, el resultado lo tenés mucho más rápido que con la calculadora. Como los múltiplos de 11 son siempre 22, 33, 44, lo que tenés que hacer es ver cuál de los dos está más cerca del número a dividir. Si es 35 entre 11 hacés: 33/11= 3. Los decimales los obtenés multiplicando 9 por el número que te falta para llegar a 35, 2, y te da: 3,18. Con este cálculo se pueden resolver multiplicaciones y otras ecuaciones también. Y la suma de la edad más los dos últimos dígitos del año de nacimiento a todo el mundo le da 111. Lo que pasa es que pasaron 111 años desde 1900, que es el referente del que nacimos. Y entonces el 11/11/11, a las 11:11:11 (este viernes) se va acabar el mundo, y la fecha da por eso- concluyó.
-Eso sí que no lo había pensado- dijo Cecilia.
-Entonces, ¿qué harías vos, Cecilia si el mundo se terminara el vienes?
-No sé, pero lo voy a pensar. -Cecilia ya no pudo concentrarse después de aquella revelación.
“Hoy es martes 8, así que queda mañana miércoles 9, el jueves 10, y el viernes 11”. Sin darse cuenta Cecilia empezó a pensar en las cosas que le gustaría hacer…” Para conocer Israel son pocos días, pero igual me tomo un avión, y con llegar a Tierra Santa es suficiente, no tengo que pensar en la vuelta, total…” Qué ironía, esta vez el asunto al fin tenía que ver con una agencia de pasajes.
De repente, Cecilia se quedó en trance. “Entonces, ¿qué harías vos si el mundo se terminara el viernes?”- resonó la pregunta de Pérez. Y también lo que había pensado "no tengo que pensar en la vuelta, total…”
"No tengo que pensar en la vuelta"...
No habría un porvenir virgen que aguardase...
La ruta terminaba en el "km" 111.
Cecilia se puso a pensar entonces, que sin porvenir había más opciones de planificar. No contaban ya los imponderables a largo plazo, no contaban las consecuencias a largo plazo, y aquella era una condición óptima para realizar cambios que de haber porvenir virgen serían imposibles.
En tres días, podría elaborarse una Solución al gran lío del mundo. En esos tres días se podría destinar mucho más porcentaje de recursos al otro mundo, al Tercer Mundo, se restaría de las proyecciones para el Primer Mundo a largo plazo, ya no habría largo plazo; ¡en Africa comerían! No todos, pero al menos un grupo bastante mayor al que hacía fila, día tras día, hasta que el avión de la Cruz Roja llegaba, y entonces, los que estaban últimos no llegaban a recibir nada. Todos los de la fila podrían comer, y en vez de una fila podrían hacerse dos, o quizá tres.
Cecilia también pensó que en un día; si todos los Pueblos unían sus esfuerzos podrían encerrar en todas las mazmorras del mundo a los racistas, a los homobobos, a los antisemitas, en definitiva, a todo los "Rotuladores". Y con todo ese conjunto de seres execrables en el calabozo, habrían dos días, en los cuales el mundo sería Diverso.
Cecilia - dijo entonces Perez - ¡Cómo caíste! En torno al 11, número primo, hay muchas teorías y combinaciones matemáticas pero eso no significa ninguna catástrofe, y yo no soy ningún idiota.
Y recién entonces Pérez se fue.
Anna Donner Rybak © 2011