Golpe Posmoderno


I.
- Ya les hemos dado demasiado tiempo - dijo el prosecretario general de la OMP. (Organización Mundial de Poderes)

-Pido un poco más de tiempo, necesitan tiempo - dijo el Doctor Maximiliano Lasarte.

-Doctor, ¿ le parece "poco" el tiempo que les hemos dado? - repuso con ironía el prosecretario.

El Prosecretario de la Organización Mundial de Poderes venía contando los días desde hacía un buen tiempo. Había accedido a la prosecretaría de la Organización por modos non santos, y desde ese sitial, era la mano derecha del Secretario, quien a su vez, era la cara visible de la Organización. El Presidente, si bien era muy capaz, no tenía el perfil adecuado para la función que lo envestía; dudaba... siempre dudaba.

Las dudas del Presidente eran la herramienta más poderosa que tenía el Secretario para actuar sin el pertinente contralor.

El Doctor Maximiliano Lasarte había venido a "romper el chiquero" del predecible futuro de aquel país cuya política carecía de un hilo conductor.

-Justo ahora, que estamos a punto de hacer la propuesta, nos cae del cielo un "doctorcito justiciero" - se había lamentado el Secretario con el Prosecretario, cuando ya estaban poco menos que con el champagne por descorchar, y las copas listas, para Proceder.

Por supuesto que el Doctor Lasarte se había metido en "camisa de once varas", y era absolutamente consciente de ello. Pero, por otro lado, se decía que algo habría de inventar, no estaba dispuesto a no dar "batalla", luego de tantos años.

El Doctor Lasarte había dado conferencias, y charlas, pero el auditorio parecía preso de algún tipo de fármaco,y no prestaba atención.

"No pude ser que no se den cuenta de lo que se les viene" pensaba todos los días el Doctor Lasarte, pero algo había en la gente.

No lo sabía a ciencia cierta, pero era una mezcla de decepción, pérdida de confianza, una especie de "Ya no me importa lo que aquí suceda".

El Secretario y el Prosecretario no tenían más remedio que interactuar con Lasarte, protocolo político, dicen.

Años hacía que el Secretario y el Prosecretario habían avizorado en aquel país, el escenario perfecto para llevar a cabo el Plan de Acción con el que soñaban todos los Amos, y todos tenían la mira depositada allí.

Lasarte, cuya implacable intuición le había vaticinado inmediatamente el siniestro objetivo de los jerarcas de la OMP, se devanaba los sesos, pero no había caso.

Aquel pueblo parecía estar bajo los efectos de una anestesia mental.

Y vaya que habían desperdiciado Instantes Perfectos para superar un Caos Social que ya estaba por cumplir sus primeros cien años.

Aquello era tierra de nadie, y ese era el aspecto que venían estudiando el Secretario y el Prosecretario para implantar el Plan allí. Si en ese lugar, relativamente pequeño, el Plan tenía éxito, sería muy sencillo impactarlo al continente entero.

No, no se trataba de que en aquella tierra no existieran poderes. Pero eran Poderes Impotentes.
Y bajo esa premisa, es que tanto el Secretario como el Prosecretario consideraban aquella tierra como "Sala de Ensayo" para la puesta en producción de un Plan de Acción, que se venía preparando minuciosamente, y nada había sido librado al azar.

Lasarte, que se percataba de lo inminente, ya no sabía a qué recurrir, no sabía cómo concientizar a la plebe, de que su actitud de desenfado, los iría a conducir a algo que, cuando tomasen conciencia, ya estarían atrapados y encadenados.

Uno de los puntos débiles era la poca capacidad de comunicación que aquella gente tenía. Es más, en los útimos tiempos ni lo intentaban.

Tenían todo lo que necesitaban para haber desarrollado una Pasión Materialista, con la cual se nutrían día a día.

La tecnología había cooperado, claro está.

Aquella gente no salía de su casa y tras sus blackberrry's postmodernos, y procesadores del tamaño de una perla mediana, hablaban entre sí desde adentro de los monitores.

Eran consumidores excelentes.

Empresas de la talla de Avax, habían engrosado sus activos, luego de haber lanzado al mercado una sucesión de productos, que habían resultado fetiches para aquellos consumistas rabiosos.

Pocesadores que hablaban, que venían munidos de un software llamado "MakePerson" que había sido el invento del siglo.

"MakePerson" había permitido que cualquiera tuviera la posibilidad de formar una familia. Se había terminado aquello de que los individuos pasados los treinta y cinco comenzaran a alarmarse, por el temor de ingresar en el grupo de Inamados Anónimos.

Aquella era una de las "necesidades" del mercado, (de las pocas) que quedaban por resolver a comienzos de siglo, por lo tanto, Avax, (que celebraría en pocos días sus setenta años de existencia), había estimado mediante un análisis de Necesidad, la franja del mercado ideal, para poner en marcha aquel ambicioso proyecto.

Así había nacido "MakePerson". Ya nadie debería de esperar que apareciera algún "Cristo" que aceptara formar una pareja, ya no importaba si el individuo resultaba interesante y atractivo o era un plomazo, "MakePerson" había logrado lo que parecía inalcanzable: Todas las ovejas tenían sus parejas.

Al "caer del cielo" la pareja ideal, los individuos ya no se comunicaron como en otros tiempos, puesto que uno de los objetivos de conexión-con-el-Otro, era la secreta esperanza de construir algún tipo de vínculo Ïntimo.

Así fue que las comunicaciones comenzaron un inminente proceso de fractura, que no parecía tener retorno.

Al estar los individuos incomunicados, aquella tierra de nadie, cada día más, se hundía en aquel Caos Social, que no tenía (aparentemente) levante alguno.

Con los parámetros de comunicación a micras de distancia del "cero", (cero Absoluto), era imposible pensar en proponer acción colectiva alguna.

Aquella sociedad había perdido el espíritu de Lo Grupal, tan necesario para enfrentar catástrofes, como esta que Lasarte estaba seguro, se instauraría, y en menos tiempo del que creía.

En aquel escenario no quedaban ya vestigios de cultura.

Una guerra civil ocurrida cincuenta años atrás, había levantado para siempre un muro en la recta de las comunicaciones.

Aquella guerra había estallado cien años atrás, cuando el país tuvo las mil condiciones para progresar, y las dejó "pasar en el tren".

La Política de entonces, había llegado a los extremos más profundos de los radicalismos. Así entonces lo que había tenido la pretensión de ser un socialismo posmoderno, se transformó en una Guerra Fría Interna, y los partidos políticos mayoritarios que se disputaban el poder eran, por un lado "Los Hijos de la Juventud Uruguaya de Pie" (LHJUP), y por el otro "Stalinismo del Nuevo Siglo" (SDNS).

La guerra había dejado la sociedad hecha pedazos. Al principio, las ciudades del país habían quedado hechas escombros, y los sobrevivientes, otrora ideólogos, ahora se abocaban a la búsqueda del alimento, y fue entonces cuando de las zonas rurales, extrajeron gramilla,y gracias a ella, sobrevivieron.

Poco a poco sobre las ruinas de un país, que había tenido todo para entrar en el Primer Mundo, quedó hecho una "Tierra de Nadie".

Fue entonces cuando Avax descubrió un punto de mercado excelente. Y así fue como llegó a aquella tierra para quedarse.

El Doctor Lasarte se desesperaba, ¿cómo habían dejado pasar tantos trenes?

¿Cómo habiendo tenido todas las condiciones no habían generado un modelo de sociedad democrático e igualitario?

II.
El Doctor Maximiliano Lasarte había demorado en conciliar el sueño. Fue entonces, que aquella mañana despertó en medio de fuertes golpes en la puerta de su departamento.

Bajo los efectos de un sedante, que había decidido tomar, cuando se habían hecho las 4AM y estaba como el dos de oro, los golpes le resonaron como palos, y Lasarte saltó como si hubiera recibido un choque eléctrico de su cama.

-¿Quién es?

Nadie respondió a su pregunta, mas si un "Abrí la puerta Doctorcito, que no tenemos todo el día"

-¿Pero quién es?

Fue entonces que de repente, la puerta entera cayó y Lasarte fue rodeado por cuatro oficiales bien corpulentos.

Golpearon a Lasarte hasta quedar extenuados. Entonces, lo esposaron.

Lasarte, cuyo rostro estaba teñido de rojo y violeta, producto de la golpiza, con palos y armas laser, los miró, pero no se atrevió a preguntar más nada.

El Doctor Lasarte, encandenado, fue arrastrado a la calle.

Estaba lleno de oficiales y sargentos, y banderas con svásticas.

-¡Hiel Hitler! - repetían los militares posmodernos, desfilando ahora con botas aerodinámicas, que los trasladaban a cualquier punto con tan sólo especificar las coordenadas del destino.

Lasarte estaba atónito.

"Ciudadanos y ciudadanas: A partir de este día, queda instaurado el Cuarto Reich Latinoamericano. Quedan terminantemente anulados los derechos a huelgas, los dos partidos políticos quedan a partir de este momento disueltos, se suspende por tiempo indeterminado la libertad de expresión y prensa, entra en vigencia la Pena de Muerte...."

Anna Donner Rybak © 2011
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...