La mujer baja hoy, al igual que todas las noches, a depositar las bolsas de basura en el contenedor de la puerta de su casa.
Sale a la calle.
Un aire helado traspasa todos los poros de su piel.
El contenedor verde está a unos metros de la puerta de su edificio.
La mujer pues, se dirige hacia el contenedor, con pasos cortos.
Hoy no hay luna, y de repente, la mujer mira el cielo, y ve una gran Mancha Negra. Nunca ha visto algo similar.
La mujer se asusta, y en décimas de nanosegundos, está frente al contenedor. Sus pulsaciones se han acelerado.
La mujer toma coraje, y levanta la tapa. Deposita una bolsa. Y ddeposita una segunda bolsa.
Entonces, queda aterrada.
Ha tocado algo caliente.
La mujer asoma la cabeza al interior del contenedor y lanza un grito de horror, y espanto.
En el contenedor, entre las múltiples bolsas de basura, hay muchas manos recién cortadas.
Aún conservan el calor, y un hilo de sangre se chorrea por todo el contenedor.
La mujer huye despavorida.
URUGUAYOS, URUGUAYAS: AL QUE META LAS MANOS EN LA LATA, SE LA VAMOS A CORTAR. (T.V. dixit)
Sale a la calle.
Un aire helado traspasa todos los poros de su piel.
El contenedor verde está a unos metros de la puerta de su edificio.
La mujer pues, se dirige hacia el contenedor, con pasos cortos.
Hoy no hay luna, y de repente, la mujer mira el cielo, y ve una gran Mancha Negra. Nunca ha visto algo similar.
La mujer se asusta, y en décimas de nanosegundos, está frente al contenedor. Sus pulsaciones se han acelerado.
La mujer toma coraje, y levanta la tapa. Deposita una bolsa. Y ddeposita una segunda bolsa.
Entonces, queda aterrada.
Ha tocado algo caliente.
La mujer asoma la cabeza al interior del contenedor y lanza un grito de horror, y espanto.
En el contenedor, entre las múltiples bolsas de basura, hay muchas manos recién cortadas.
Aún conservan el calor, y un hilo de sangre se chorrea por todo el contenedor.
La mujer huye despavorida.
URUGUAYOS, URUGUAYAS: AL QUE META LAS MANOS EN LA LATA, SE LA VAMOS A CORTAR. (T.V. dixit)
Anna Donner Rybak © 2010