I.
Will pasaba largas horas sentado en la playa. A veces, parecía que desaparecía del mundo, Annie lo venía notando hace tiempo. Trabajaba en la novela de su vida, así lo había él definido.
Los sonidos provenientes de las olas al romper en la costa, y los diálogos entre las gaviotas embriagaban el espíritu de Will.
Annie se daba cuenta de que lo estaba perdiendo. El océano era su dueño, y cada vez le daba más señales de que Poseidón lo quería a su lado.
Era como si de a poco, a Will se lo fuera tragando el océano, para no dejarlo salir jamás.
Lo cierto es que Will se iba metiendo cada vez más en sí mismo, y Annie tenía un presagio: era el comienzo del adiós.
Pero a la vez, Annie culpaba a su poderosa imaginación:
“¡Mirá las cosas que soy capaz de inventar!”- Se decía. Y todo porque Will ya no le prestaba la atención de antaño, esos tiempos en donde eran sólo ella y él, y nada más existía, en esos tiempos el tiempo se detenía, valga la redundancia, porque cuando Will y Annie estaban juntos, el resto del mundo adquiría tonos muy difusos.
El pintor, retrataba en el centro, las figuras de Will y Annie, bien delineadas y definidas, y luego, usando un acuarelado y esfumado recreaba el entorno, el cual era difícil dilucidar.
II.
Esa mañana, Annie despertó y Will no estaba. Al principio, se dijo que seguramente habría bajado a la playa, y no había querido hacer ruido, para que ella siguiera durmiendo.
De repente, Annie sintió mucho frío. ¡Pero si ese día comenzaba el verano! Las gaviotas estaban de asamblea. Algo andaba muy mal.
Annie se vistió rápidamente. El frío no cedía. Es que no habían llevado ropa de invierno. Buscó en un armario, y encontró dos sweaters, que se puso uno encima del otro. De repente, quedó paralizada. La campera amarilla de Will estaba colgada en el respaldo de la silla. Se la puso, pues, y salió.
La playa estaba desierta.
La asamblea de gaviotas continuaba, y estaban discutiendo exaltadas.
“Algo grave está sucediendo”- pensó Annie.
-¡Will!- gritó Annie.
-¡Will! ¡No me dejes!
Era la mañana del 21 de diciembre de 2012.
III.
Annie deambulaba por la playa, sin rumbo alguno.
-¡Señorita!- de repente gritó una voz.
-¡Señorita!- repitió.
Annie caminó hacia el dueño de la voz. Era un joven mochilero.
-¿Estás perdido?- le dijo – Yo conozco bien la zona, ¿en qué puedo ayudarte?
-Evidentemente, no sabés lo que sucedió anoche.- repuso el joven.- A propósito, me llamo Diego, ¿y vos?
-Soy Annie. ¡No puedo creerlo!
-¿Por qué?
-Porque de que hoy, 21 de diciembre de 2012, todo el mundo hablaba. Era El tema. A mi me parecía absurdo, creía que algún vivo había inventado la idea, para así tener su minuto de fama. O para vender algún falso antídoto. Últimamente, me exasperaban las conversaciones.
-Veo que sos muy escéptica- dijo Diego.
-Era. ¡Era!- dijo Annie.
- No debemos subestimar todo lo que escuchamos, aunque no estemos de acuerdo, siempre pensá que su parte de razón, pueden tener. Ojo, quizá no la tengan. Pero concedeles el beneficio de la duda.
- Lo que más me atormenta, dejando de lado lo sucedido es que no encuentro a mi novio por ningún lado.
- No creo que lo encuentres.
Annie estalló en sollozos.
- ¡Perdoná! No quise lastimarte, pero lo cierto, Annie, es que hasta ahora las únicas personas con vida en este momento y lugar somos nosotros dos.
IV.
-Bueno, contame que pasó, supongo que ya estoy en condiciones de escucharte- dijo Annie.
- Anoche, se dieron dos fenómenos impactantes a nivel mundial: Varios terremotos en diversos puntos del planeta, y varias erupciones volcánicas. Pero este no es el primer cataclismo del que se tenga memoria. En la antigüedad, se levantaron los mares, se revolvieron las montañas, se hundieron continentes, y surgieron otras tierras en medio de ese caos espantoso, algunos lograron sobrevivir, y escapar de entre los océanos tormentosos.
-¿Y se supone que algo similar es lo que ocurrió anoche?
-No se supone; ocurrió, Annie.
-El océano Atlántico, se conecta con la Atlántida.
-¿El continente hundido?
-Efectivamente.
-¿Vos creés que de verdad existe un continente hundido?
-Annie, tu escepticismo hoy no nos sirve para nada.
-Tenés razón.
-Si creo en la existencia de este continente, de gran cultura y adelantos científicos. Sin embargo, nadie pudo ubicara con certeza el lugar del mar en donde estuvo La Atlántida. Se dice que la raza atlante desapareció para siempre tragada en forma inmisericorde por las aguas, en medio de un cataclismo espantoso, tan tremendo y destructor como el mismo diluvio, y también se dice que la civilización maya fue originaria de este continente.
-La Atlántida fue un continente inmenso que se sumergió en las aguas pero en el cual estaban asentadas varias naciones que hablaban distintas lenguas y tenían varias costumbres y culturas. Eran tiempos en que el mar no estaba en donde está y la tierra tenía diversas formas, unas formas muy distintas a las actuales… hasta HOY.
La ciudad estaba al borde del mar. La gente se había vuelto codiciosa, perdiendo sus virtudes divinas. Entonces, los dioses decidieron castigarlos e hicieron que los terremotos hundieran la ciudad bajo el mar en un día.
-¿Vos creés que nos hemos vuelto codiciosos?
-Como todo, no podés generalizar. Pero sí es cierto que el mundo últimamente estaba muy cambiado. La gente había perdido valores espirituales, y solamente pensaba en el materialismo.
-¡Tenés razón! ¡Entonces por culpa de Tinelli, y de Rial ahora tenemos esto! Es una broma, pero no tanto, quizá los dioses vieron que el mundo se estaba volviendo tan pero tan idiota, que entonces decidieron castigarnos.
-Es una posibilidad, Annie.
-Pero… ¿Y los que no nos estábamos volviendo idiotas?
-Vos tenés la respuesta.
- ¡Claro! ¡Yo estoy viva!
V.
Luego del encuentro con Diego, Annie llegó a la conclusión de que Will, también estaría vivo. El tema es que no sabía donde. ¡Tenía que descubrirlo!
¡Claro! ¡El océano se lo había llevado! ¡Por algo, lo había presentido!
La Atlántida es, junto con muchos otros, uno de los secretos mejor guardado por nuestro planeta. La existencia de esta civilización supone una vuelta de tuerca para la humanidad. Fue gracias a Platón que se dio a conocer este lugar. Sus escritos nos han traído hasta nuestros días, la búsqueda de La Atlántida.
La Atlántida está situada frente a las Columnas de Hércules (hasta ayer, estrecho de Gibraltar). Es una gran isla.
El continente posee los suficientes recursos naturales como para autoabastecerse sin ayuda de nadie. Su tecnología es muy avanzada. Esto resulta muy peligroso porque los deseos de codicia estaban instalándose en el inconciente atlántico colectivo.
Annie sabía que Will siempre había destacado el valor de lo espiritual en toda su obra. ¿No sería el deseo de Poseidón, dueño y señor del continente evitar la hecatombe de perecer frente a los atenienses? ¡Por eso se había llevado a Will consigo!
VI.
Annie ya no es la misma. Sabe que la única conexión con Will posible, es a través de su fe de que él está vivo.
De hecho, suelen tener largas conversaciones. Annie va a la playa, con una silla de madera, la ubica a la orilla del mar, y le reza a Will.
Y, Will le responde y la cuida.
- Quizá hayas tenido que pagar un precio muy alto por despreciar a los Dioses- le dice Diego.
-Así es. Antes yo despreciaba y me mofaba de los religiosos. Este fue mi castigo. Perder a Will. Si los religiosos creen en algo, es que hay algo más ahí. De hecho Will está ahí.
-Claro, Annie. El Universo es infinito, y es imposible que no haya más vida, otras civilizaciones, otras culturas, a las cuales nunca tendremos acceso.
-Sí, Diego, hay muchos secretos ocultos a nuestros ojos. Hay un mundo por descubrir, y esta civilización atlántica ayudó a los mayas y a los egipcios a levantar sus pirámides. Es más, creo que La Atlántida es la cuna de la civilización. Y me alegro de que Will esté allá.
Anna Donner © 2010.
Will pasaba largas horas sentado en la playa. A veces, parecía que desaparecía del mundo, Annie lo venía notando hace tiempo. Trabajaba en la novela de su vida, así lo había él definido.
Los sonidos provenientes de las olas al romper en la costa, y los diálogos entre las gaviotas embriagaban el espíritu de Will.
Annie se daba cuenta de que lo estaba perdiendo. El océano era su dueño, y cada vez le daba más señales de que Poseidón lo quería a su lado.
Era como si de a poco, a Will se lo fuera tragando el océano, para no dejarlo salir jamás.
Lo cierto es que Will se iba metiendo cada vez más en sí mismo, y Annie tenía un presagio: era el comienzo del adiós.
Pero a la vez, Annie culpaba a su poderosa imaginación:
“¡Mirá las cosas que soy capaz de inventar!”- Se decía. Y todo porque Will ya no le prestaba la atención de antaño, esos tiempos en donde eran sólo ella y él, y nada más existía, en esos tiempos el tiempo se detenía, valga la redundancia, porque cuando Will y Annie estaban juntos, el resto del mundo adquiría tonos muy difusos.
El pintor, retrataba en el centro, las figuras de Will y Annie, bien delineadas y definidas, y luego, usando un acuarelado y esfumado recreaba el entorno, el cual era difícil dilucidar.
II.
Esa mañana, Annie despertó y Will no estaba. Al principio, se dijo que seguramente habría bajado a la playa, y no había querido hacer ruido, para que ella siguiera durmiendo.
De repente, Annie sintió mucho frío. ¡Pero si ese día comenzaba el verano! Las gaviotas estaban de asamblea. Algo andaba muy mal.
Annie se vistió rápidamente. El frío no cedía. Es que no habían llevado ropa de invierno. Buscó en un armario, y encontró dos sweaters, que se puso uno encima del otro. De repente, quedó paralizada. La campera amarilla de Will estaba colgada en el respaldo de la silla. Se la puso, pues, y salió.
La playa estaba desierta.
La asamblea de gaviotas continuaba, y estaban discutiendo exaltadas.
“Algo grave está sucediendo”- pensó Annie.
-¡Will!- gritó Annie.
-¡Will! ¡No me dejes!
Era la mañana del 21 de diciembre de 2012.
III.
Annie deambulaba por la playa, sin rumbo alguno.
-¡Señorita!- de repente gritó una voz.
-¡Señorita!- repitió.
Annie caminó hacia el dueño de la voz. Era un joven mochilero.
-¿Estás perdido?- le dijo – Yo conozco bien la zona, ¿en qué puedo ayudarte?
-Evidentemente, no sabés lo que sucedió anoche.- repuso el joven.- A propósito, me llamo Diego, ¿y vos?
-Soy Annie. ¡No puedo creerlo!
-¿Por qué?
-Porque de que hoy, 21 de diciembre de 2012, todo el mundo hablaba. Era El tema. A mi me parecía absurdo, creía que algún vivo había inventado la idea, para así tener su minuto de fama. O para vender algún falso antídoto. Últimamente, me exasperaban las conversaciones.
-Veo que sos muy escéptica- dijo Diego.
-Era. ¡Era!- dijo Annie.
- No debemos subestimar todo lo que escuchamos, aunque no estemos de acuerdo, siempre pensá que su parte de razón, pueden tener. Ojo, quizá no la tengan. Pero concedeles el beneficio de la duda.
- Lo que más me atormenta, dejando de lado lo sucedido es que no encuentro a mi novio por ningún lado.
- No creo que lo encuentres.
Annie estalló en sollozos.
- ¡Perdoná! No quise lastimarte, pero lo cierto, Annie, es que hasta ahora las únicas personas con vida en este momento y lugar somos nosotros dos.
IV.
-Bueno, contame que pasó, supongo que ya estoy en condiciones de escucharte- dijo Annie.
- Anoche, se dieron dos fenómenos impactantes a nivel mundial: Varios terremotos en diversos puntos del planeta, y varias erupciones volcánicas. Pero este no es el primer cataclismo del que se tenga memoria. En la antigüedad, se levantaron los mares, se revolvieron las montañas, se hundieron continentes, y surgieron otras tierras en medio de ese caos espantoso, algunos lograron sobrevivir, y escapar de entre los océanos tormentosos.
-¿Y se supone que algo similar es lo que ocurrió anoche?
-No se supone; ocurrió, Annie.
-El océano Atlántico, se conecta con la Atlántida.
-¿El continente hundido?
-Efectivamente.
-¿Vos creés que de verdad existe un continente hundido?
-Annie, tu escepticismo hoy no nos sirve para nada.
-Tenés razón.
-Si creo en la existencia de este continente, de gran cultura y adelantos científicos. Sin embargo, nadie pudo ubicara con certeza el lugar del mar en donde estuvo La Atlántida. Se dice que la raza atlante desapareció para siempre tragada en forma inmisericorde por las aguas, en medio de un cataclismo espantoso, tan tremendo y destructor como el mismo diluvio, y también se dice que la civilización maya fue originaria de este continente.
-La Atlántida fue un continente inmenso que se sumergió en las aguas pero en el cual estaban asentadas varias naciones que hablaban distintas lenguas y tenían varias costumbres y culturas. Eran tiempos en que el mar no estaba en donde está y la tierra tenía diversas formas, unas formas muy distintas a las actuales… hasta HOY.
La ciudad estaba al borde del mar. La gente se había vuelto codiciosa, perdiendo sus virtudes divinas. Entonces, los dioses decidieron castigarlos e hicieron que los terremotos hundieran la ciudad bajo el mar en un día.
-¿Vos creés que nos hemos vuelto codiciosos?
-Como todo, no podés generalizar. Pero sí es cierto que el mundo últimamente estaba muy cambiado. La gente había perdido valores espirituales, y solamente pensaba en el materialismo.
-¡Tenés razón! ¡Entonces por culpa de Tinelli, y de Rial ahora tenemos esto! Es una broma, pero no tanto, quizá los dioses vieron que el mundo se estaba volviendo tan pero tan idiota, que entonces decidieron castigarnos.
-Es una posibilidad, Annie.
-Pero… ¿Y los que no nos estábamos volviendo idiotas?
-Vos tenés la respuesta.
- ¡Claro! ¡Yo estoy viva!
V.
Luego del encuentro con Diego, Annie llegó a la conclusión de que Will, también estaría vivo. El tema es que no sabía donde. ¡Tenía que descubrirlo!
¡Claro! ¡El océano se lo había llevado! ¡Por algo, lo había presentido!
La Atlántida es, junto con muchos otros, uno de los secretos mejor guardado por nuestro planeta. La existencia de esta civilización supone una vuelta de tuerca para la humanidad. Fue gracias a Platón que se dio a conocer este lugar. Sus escritos nos han traído hasta nuestros días, la búsqueda de La Atlántida.
La Atlántida está situada frente a las Columnas de Hércules (hasta ayer, estrecho de Gibraltar). Es una gran isla.
El continente posee los suficientes recursos naturales como para autoabastecerse sin ayuda de nadie. Su tecnología es muy avanzada. Esto resulta muy peligroso porque los deseos de codicia estaban instalándose en el inconciente atlántico colectivo.
Annie sabía que Will siempre había destacado el valor de lo espiritual en toda su obra. ¿No sería el deseo de Poseidón, dueño y señor del continente evitar la hecatombe de perecer frente a los atenienses? ¡Por eso se había llevado a Will consigo!
VI.
Annie ya no es la misma. Sabe que la única conexión con Will posible, es a través de su fe de que él está vivo.
De hecho, suelen tener largas conversaciones. Annie va a la playa, con una silla de madera, la ubica a la orilla del mar, y le reza a Will.
Y, Will le responde y la cuida.
- Quizá hayas tenido que pagar un precio muy alto por despreciar a los Dioses- le dice Diego.
-Así es. Antes yo despreciaba y me mofaba de los religiosos. Este fue mi castigo. Perder a Will. Si los religiosos creen en algo, es que hay algo más ahí. De hecho Will está ahí.
-Claro, Annie. El Universo es infinito, y es imposible que no haya más vida, otras civilizaciones, otras culturas, a las cuales nunca tendremos acceso.
-Sí, Diego, hay muchos secretos ocultos a nuestros ojos. Hay un mundo por descubrir, y esta civilización atlántica ayudó a los mayas y a los egipcios a levantar sus pirámides. Es más, creo que La Atlántida es la cuna de la civilización. Y me alegro de que Will esté allá.
Anna Donner © 2010.